La historia del templo de los indios Yanaconas en Popayán

El templo de Yanaconas es la segunda construcción más antigua de Popayán junto a la capilla de La Ermita. Sus muros levantados con piedra y ladrillos de arcilla guardan más de 450 años de historia suficiente para ser declarado Monumento Nacional de Colombia. agendapropia.com cuenta su historia.

Por: Andrés Alejandro Córdoba

Los indios parecían volar. Tenían alas. Parecía un sueño. Daban la sensación de ser seres mágicos, llegados de un mundo sorprendente, el cual habían abandonado. Dibujar ángeles con cara de indígenas en el interior de una capilla construida para los indios Yanaconas, fue la mejor forma de adoctrinamiento que encontraron los españoles en el siglo XVI.

Después de que el conquistador Francisco Pizarro se deshiciera del emperador Inca Atahualpa, él y parte de sus tropas españolas decidieron marcharse hacia el sur, a la toma del Cuzco.

Dejó entonces, en la Villa de Puira, al capitán Sebastián de Belalcázar, quien organizó un ejército con españoles que habían llegado de Panamá y algunos indios quiteños (Yanaconas) para emprender una larga campaña de conquista hacia el norte. Fundaron a Quito, después de vencer al jefe Inca Rumiñahui, enemigo de los Yanaconas.

La leyenda del Dorado había llegado a los oídos de Belalcázar. Juan de Ampudia y Pedro de Añasco, quienes provenían de Yucatán con Pedro de Alvarado; comentaban sobre la existencia de este mítico lugar detrás de las montañas más altas y de las extensas tierras que aún debían caminar.

Diego Castrillón Arboleda en su libro Muros de Bronce dice que "solo después de que Sebastián de Belalcázar se enterara de que Pizarro se había enfrentado a su socio Diego de Almagro por la posesión del Cuzco, planeó otra expedición hacia el norte con sus lugartenientes Ampudia y Añasco, y los indios que habían en el lugar".

Cinco mil Yanaconas, una raza de indios no guerrera y por el contrario sumisa, hicieron parte de la expedición comandada por Belalcázar. Fueron llevados para intérpretes, cargar, abrir trochas, y en casos extremos para ponerlos "como carne de cañón. Si les tocaba pelear a los españoles, ponían a los indígenas de primero", menciona Eduardo Gómez Cerón docente de la Universidad del Cauca.

Encuentro de culturas indígenas

La historia cuenta que cuando Juan de Ampudia comandaba la misión expedicionaria en los últimos meses del año de 1535 se encontró con el Valle de Pubén, en donde existían más de 100 mil indios herederos de estas tierras. Se mostraron rudos. Los aborígenes evidenciaron una feroz resistencia. "Preferían morir antes de someterse a propuestas de paz", cuenta Pedro Cieza de León en su "Crónica del Perú".

Dos años después de resistirse, los indios perdieron la guerra. Balcázar funda a Popayán en 1537 y decide continuar su expedición hacia el norte, pero se le presenta un problema: contaba con un número excesivo de Yanaconas, más de los que necesitaba para seguir su camino.

La solución, como lo comenta Eduardo Gómez "fue ubicarlos en lo que era la periferia del poblado, hoy barrio Yanaconas", en donde se les dio tierras que ellos debían trabajar para poder sobrevivir. "En este sitio comenzaron a levantar sus viviendas como las de Quito, con guadua y paja paramuna y formar el poblado que hoy lleva su nombre", afirma por otro lado Diego Castrillón.

El templo de los Yanaconas

Más de 450 años lleva de construido el templo Yanaconas en Popayán. Es la segunda obra más antigua, después de la capilla de La Ermita ubicada en el centro de la ciudad. Las dos se construyeron con el mimo fin: adoctrinar indígenas.

Su construcción se hizo gracias a que llegara a la ciudad su primer Obispo, Juan del Valle, después de que en 1548 se erigiera la Diócesis de Popayán. Del Valle, se encuentra con unos indígenas desgastados por el hambre y varias enfermedades que padecían, por lo que decide comprar los terrenos que usaban a la municipalidad y fundar el resguardo indígena Yanaconas.

Además, el obispo aprovecharía que la población era atravesada por el río Molino y que tenía materiales apropiados para hacer tejas y ladrillos, para enseñarles las técnicas de su elaboración, creando según un informe del Ministerio de Cultura, "una importante industria de mampostería que aún subsiste en Popayán", y que se convertiría en una entrada económica para ellos, y en una de las alternativas para suplir sus necesidades.

Así, de la mano de Juan del Valle, los indios fabricaron los materiales para hacer su templo, el cual estaría conformado por gruesos muros y tapias de piedra y ladrillos de arcilla cocida. En su interior se pintaron diferentes murales, dentro de los cuales se destacaban varios ángeles con cara de indígenas que daban la sensación de estar volando. "Hhabía que persuadirlos de forma distinta", según cuenta Gómez Cerón. Había que crearles un universo en el que se sintieran incluidos para que fuera más fácil su proceso de evangelización.

Monumento Nacional de Colombia

Después de que la construcción del templo de Yanaconas se realizara entre 1548 y 1560, la infraestructura ha sufrido modificaciones como consecuencia de los sismos que han azotado la ciudad durante los años de 1564, 1566, 1736, 1827, 1885, 1906 y 1983; pese a ello, se ha mantenido en pie, a pesar de sufrir graves daños.

En 1997, después de 14 años de que Popayán se sacudiera a causa de su último terremoto, el Templo de los Yanaconas fue reconstruido, y un año más tarde, el 31 de julio de 1998 fue declarado por el Ministerio de Cultura como "bien de Interés Cultural con Carácter Nacional", por representar la expresión espacial, constructiva y decorativa de la arquitectura eclesiástica neogranadina.

Actualmente la iglesia sigue funcionando. Sus campanas continúan repicando y sus pesadas puertas abriéndose después de más de cuatro siglos de su elaboración, congregando a los fieles que se han ido renovando con el paso de los años, desde cuando eran los indígenas quienes acudían a los altares en busca del mismo Dios que hoy se espera encontrar en cada oración del Templo de los Yanaconas.

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